A veces pienso en lo terriblemente aburrido que debe se ser vivir en otra ciudad que no sea la caotica mounstruosidad que es mi querida Ciudad de México. Todos los días pasa algo interesante: si no son las marchas quasi-permanentes, las celebraciones al lado del ángel de la independencia, o las obras del maniático Peje, nuestro bien amado alcalde (notese que las cursivas tienen la intención de denotar sarcasmo).

La verdad es que debe de haber en el mundo entero pocas ciudades más divertidas que esta. Hay cientos (literalmente) de salas de cine, inumerables lugares para comer y divertirse, y una cantidad no delimitada de lugares con vida nocturna, para (de nuevo literalmente) todos los gustos.

Nuestro temerario lider apodado como el Peje, en sus intenciones de ser presidente, ha decidido hacer una obra monumental que apantalle a propios y extraños, y como realmente no había espacio para poner una pirámide entre Palacio Nacional y La Sede del Gobierno de la Ciudad, decidió construir la magna obra del segundo piso del periférico… pero bueno, resultó que no fue suficientemente apantallante. ¿Construiría más bien una estatua de oro con su propia imagen en plena Zona Rosa? Tal vez, pero decidió que no tendría suficiente impacto entre los capitalinos, así que decidió destrozar la “otra” avenida medular de la ciudad: Insurgentes. Para ello utilizó la flamante nueva obra conocida como MetroBus.

No solo es completamente incomodo viajar en esta cosa, ya que a nadie se le ocurrió contar cuantos vehículos serían necesarios para soberana ciudad, y no solo tiene que ver con haber vuelto a insurgentes intransitable para los automóviles entre semana y peor en fin de semana… creo que a nadie se le ocurrió pensar en los valet parkings sobre dicha avenida. El problema principal es que es terriblemente peligroso viajar en este condenado vehículo. Tuve la desgracia de ser testigo como una señora se rompió el pie al intentar abordar el peje-metro-bus ya que el camión no embona con la llamémosle “estación”, que más parece zona de concentración en camino a un Gullagh en Siberia.

Creo que una alternativa para conseguir votos, hubiera sido que Andrés Manuel Lopez Obrador, cuyas siglas AMLO son un curioso anagrama de MALO, hubiera decidido mejor construirse una estatua de oro, o una pequeña pirámide… al final de cuentas, Cuicuilco el centro religioso de civilizaciones prehispánicas, hoy es un concurrido centro comercial con todo y cines, pero que al menos fueran en el jardín de su casa … bueno, mejor no por que vive en un multifamiliar en Coapa y maneja un Tsuru, así que mejor hubiera puesto su estatua y su pirámide, una pequeña claro, en la Alameda Central, le hubiera puesto competencia a Slim por el control del Centro Histórico, y al menos no nos hubiera destrozado nuestra vialidad con el mentado Metrobus.